Invierno y calorías extra: ¿cómo influyen las bajas temperaturas en la alimentación?

Durante los meses de frío, las ensaladas, frutas, yogures y demás alimentos propios de la primavera y verano dan paso a locros, risottos, guisos y todo tipo de platos calientes que ayudan a levantar la temperatura.

Lo ideal y recomendado por los profesionales de la salud es llevar un estilo de vida saludable, sostenido en el tiempo y que no fluctúe tanto como el clima de las estaciones del año. Para eso, es necesario adquirir poco a poco ciertos hábitos alimentarios que nos ayuden a mantenernos saludables de por vida.

“Lo cierto es que la energía que el organismo necesita para realizar sus funciones vitales, es la misma sin importar la estación del año, con lo cual si nos descuidamos y quedamos en casa presos del frío, sumado a que nuestra alimentación tiende a variar, estaremos llegando al próximo verano con unos kilos de más y es ahí cuando empieza este círculo vicioso de hacer dietas raras y extremas para bajar los kilos que nos dejó el invierno”.

En palabras de la médica especialista en nutrición Virginia Busnelli, “los alimentos que suelen incorporarse durante climas cálidos son más frescos o livianos como ensaladas, wraps, sándwiches, frutas y yogures. Son alimentos de baja densidad energética, es decir que por gramo de alimento aportan pocas calorías a diferencia de los alimentos que tienden a incorporarse en el invierno, que son más energéticos como los guisos, chocolate y otros platos calientes que, en algunos casos, están rebalsados de calorías”.

“Realizar actividad física durante el invierno (y todo el año) es uno de los factores clave para mantenernos saludables, ya que los beneficios que nos deja la práctica regular son infinitos: mejora la salud de los huesos, ayuda a normalizar los valores de presión arterial, disminuye los valores de colesterol y triglicéridos, previene el riesgo de padecer enfermedades crónicas como diabetes, obesidad, hipertensión, dislipemia y otras enfermedades cardiovasculares”, sostuvo la especialista.


Las frutas de la época son manzana, pera, kiwi y cítricos como mandarina, naranja, pomelo y limón que aportan grandes cantidades de vitamina C, muy importante para prevenir resfríos y gripes típicas del invierno. En cuanto a las verduras, las de estación son zapallo, acelga, brócoli, espinaca, batata, papa, ajo, cebolla, puerro y repollo, pero hay un montón más que son de todo el año.

Otra opción para sumar líquido son las sopas y caldos, aunque la recomendación es “evitar aquellos que son comerciales ya que al ser un producto ultra procesado, suele tener mucho sodio y otros aditivos innecesarios en la alimentación”.

Si bien es esperable que el invierno lleve a comer ciertos alimentos, la especialista finalizó: “A veces esas opciones terminan siendo más pesadas y cargadas de calorías en exceso, que no necesitamos y almacenamos en nuestro organismo. La propuesta es dejar eso atrás y empezar con cambios de hábitos sostenibles, aplicables y duraderos que nos mantengan saludable”.

Fuente: Infobae