La FAO reconoció un campo que produce sin agrotóxicos

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) destacó en su sitio web el caso de un campo de la localidad de Benito Juárez, en el sudoeste bonaerense, que hace agricultura sin agrotóxicos desde hace 20 años.

Se trata del establecimiento “La Aurora”, de 650 hectáreas, que fue premiado el año pasado por la FAO como una de las 52 experiencias de todo el mundo de explotación agroecológica por haber demostrado que una agricultura productiva sin agrotóxicos es posible y rentable.

Es que en ese campo se crían vacas, terneros y novillos de exportación a los que prácticamente no les aplican antibióticos ni antiparasitarios y también se cultivan trigo, sorgo y otros cereales sin utilizar fertilizantes químicos ni herbicidas.

Fábrica propia

Juan Kiehr, el dueño del establecimiento, dijo que “el reconocimiento de la FAO viene porque hace años trabajamos sin agregar ningún agrotóxico al suelo” y añadió que “en este campo se cultiva mucha leguminosa, de manera que tenemos una fábrica propia de nitrógeno suficiente para los cultivos”.

“La Aurora es más ganadera que agrícola, pero todo el campo pasa por un proceso agrícola cada año. Todo lo destinado a agricultura también recibe el abono natural de los animales, a los que no se les administran antiparasitarios fuertes porque dejan residuos en las heces de los animales y hacen que afecten alamicroflora del suelo”, manifestó.

Contó que recibe desde hace 27 años el asesoramiento del ingeniero Eduardo Cerdá, referente de la agroecología en el país para llevar adelante todo ese proceso con un concepto agroecológico “dejando de lado las cosas que no nos gustaban”.

“Los herbicidas son difíciles de manejar cuando hay que salvar alguna planta. Por ejemplo, cuando sembrábamos el trigo con trébol era muy complicado un herbicida que salvara el trigo pero que a su vez matara la mala hierba”, graficó y apuntó que “entonces, dejamos de usar herbicidas”.

Sostuvo que “si en el trigo tiene mucho verdín cuando se tiene que cosechar, lo cortamos primero para cosecharlo después; es un trabajo más” y añadió que “las malezas las tratamos de reemplazar con alguna planta noble como el trébol. En el caso de la avena sembramos ligia, que es una leguminosa forrajera”.

Menor costo de insumos

Reconoció que el rendimiento económico de la producción sin agrotóxicos es “bueno” ya que “no tenemos los costos tan altos de insumos” y dijo que “anualmente producimos 100 toneladas de carne y un promedio de trigo de 3.100 kilos por hectárea”, sólo 200 gramos por debajo del promedio de la zona con manejo convencional”.

Kiehr analizó que “producir sanamente es una cuestión directamente moral” y señaló que “las consecuencias de la agricultura que nos han impuesto es nefasta porque está terminando con toda la microflora de la tierra”.

“El suelo es un organismo vivo que hay que cuidar. Si le agregamos continuamente herbicidas y fertilizantes químicos que tienen residuos tóxicos, se termina con la vida del suelo, que es lo fundamental para que tengamos una vida sana”, reflexionó y agregó que “hay diferencia entre lo que se produce biológicamente y lo que se produce con insumos químicos también para la salud humana”.

Consideró en ese sentido que “lentamente, el tema está prendiendo porque la gente de campo se da cuenta de lo que está pasando, de que desaparecen especies de la fauna y de toda clase. Estamos poco a poco convirtiendo el campo en un desierto”.

“El aumento de los niveles de diversidad funcional permitió fortalecer los mecanismos de regulación biótica de plagas animales y malezas. Esto se tradujo en una menor dependencia de insumos, menores costos, menor inversión de capital, mejorando el margen de ganancia, disminuyendo los riesgos económicos y ambientales. La ganadería recuperó su importante rol complementario de las actividades agrícolas. El productor ha podido desarrollar su actividad y la de su familia sin tener que tomar créditos ni depender de políticas de fomento”, se publica como parte de las conclusiones en el trabajo que fue subido a la página web de la FAO.

Presentación

El propietario de “La Aurora” presentó la experiencia en el V Congreso Latinoamericano de Agroecología en 2015; luego la asociación ambientalista Greenpeace llevó a cabo un documental al respecto y el año pasado la FAO, el mayor organismo de Naciones unidas para la agricultura y la alimentación, seleccionó al establecimiento como una de las 52 iniciativas agroecológicas.

“La FAO elige 52 modelos por año que sean aceptables. Dentro de ellos, fuimos elegidos como un modelo agroecológico y ello nos dio mucha emoción”, aseguró Kiehr.