Las vereditas de Zárate tienen ese no sé qué…

Por Lic. Eduardo Rivas – Cualquier ciudadano, convertido en peatón, que se movilice por las veredas de Zárate podrá encontrarse, casi permanentemente, en una escena de turismo aventura donde los obstáculos se suceden uno a uno y debe intentar sortearlos para poder llegar a destino. Si además, se moviliza en silla de ruedas, con un carro de bebé o un carro de compras la tarea se transforma en algo ciclópeo, puesto que entre el estado de las veredas y las cosas que obstaculizan el tránsito no cualquiera puede afrontar la tarea. Mucho menos los niños o personas mayores de edad.

Así como muchas de las calles del Distrito se encuentran en mal estado, tienen baches y falta de mantenimiento, las veredas no le van en saga, y como si quisieran parecerse, se encuentran igual o con mayor nivel de deterioro. Hay cuadras en las que el poder caminar por ellas para personas mayores o con dificultades de movilidad se transforma en una quimera. Se acumulan la falta de mantenimiento de las mismas, los levantamientos que generan las raíces de los árboles, roturas que se realizan para efectuar reparaciones y que nunca vuelven a estar en buenas condiciones de transitabilidad. Ni hablar de los desniveles salvados con escalones y la falta de rampas. Nadie controla ni exige que las mismas estén en las condiciones adecuadas. Como ejemplo, en el área que va desde calle Mitre a Rivadavia y de 25 de Mayo a Avenida Gallesio no encontramos una cuadra entera que posea veredas en condiciones adecuadas para el tránsito de todos los peatones.

A su vez, a la falta del control pertinente, el Municipio, suma que hay casos en los que con su accionar complica aún más la situación, y un ejemplo de ello es el refugio para pasajeros de transporte público que se instaló en calle San Martín en su intersección con calle Independencia. En este caso, el mobiliario público ocupa gran parte del espacio disponible para los peatones y transitar con una silla de ruedas se convierte en algo imposible.

Evitar estas situaciones es de responsabilidad compartida, ya que el municipio, por diversas Ordenanzas ha delegado la construcción y mantenimiento de las veredas o sea que los frentistas deben ocuparse del mantenimiento de las veredas de sus propiedades y, en caso de no hacerlo, el Estado debe intimar para que tal situación se remedie. Pero pareciera que el Departamento Ejecutivo no quiere entrar en rispideces con los vecinos y no cumple con su tarea, aún en desmedro del resto de la población.

En un Distrito donde parece no haber reglas y si las hay, pero nadie se encarga de controlar y exigir su cumplimiento, cada uno se encuentra a merced de su destino, puesto que en esta suerte de aventura se expone a sufrir algún tipo de accidente. Y en estos casos hay jurisprudencia sentada acerca de la responsabilidad solidaria entre propietario frentista y Municipalidad, es decir la Municipalidad, aunque haya delegado la función de mantener las veredas, es responsable por acción u omisión.

La tarea de legislar en esta materia es de los concejales, ya que es de su incumbencia de acuerdo a lo estipulado en el artículo 59° de la Ley Orgánica de las Municipalidades, y en el último mes de noviembre dictaron la ordenanza N° 4498 ratificando la condición de utilidad pública y delegando en los frentistas la construcción y mantenimiento de las veredas. Ahora el Departamento Ejecutivo tiene 60 días (le quedan 30) para poner en vigencia y 120 días (le quedan 90) para reglamentar la citada Ordenanza y demostrar que se puede vivir mejor dando un salto cualitativo en la calidad de vida de los zarateños.

En definitiva, aparentemente están dadas las condiciones y el Ejecutivo Municipal tiene una gran oportunidad de ordenar parte del aspecto edilicio de la ciudad.

¿Qué les queda entonces a los vecinos? Exigir a las autoridades municipales que cumplan con las normas vigentes.

Nosotros estaremos atentos a que se cumplan los plazos indicados en la Ordenanza N° 4498 y no ocurra como con otras tantas normas municipales que no se cumplen, no ‘están vigentes’ o cayeron en el ‘olvido’ municipal.