Sólo necesitarán 72 horas de trabajo buena voluntad de un puñado de hombres de Zárate y Campana (ex Tenaris) que integran la ONG para que otra Escuela Rancho del País, la 15ª desaparezca del mapa argentino. Otra vez en plena selva misionera -ya que la política impidió hacerlo en Formosa-, ahora a solo dos kilómetros de la localidad de San Ignacio. Viajaron miércoles y terminan el domingo.
La ONG “Pan del Alma” de Zárate-Campana que componen un puñado de voluntarios muchos ex Tenaris, habían proyectado para el presente año, erradicar una Escuela Rancho (la décimo quinta) y sobre esto dijeron “No hemos fallado, solo postergamos un sueño para que se vuelva más gran-de… Una vez más -agregan- los vestigios, inertes, de la vieja política, feudalista y asistencialista irrumpen en el accionar de una ONG como Pan del Alma, que lejos de lo político partidario trabaja todos los años para ejercer proyectos que tienen como único fin el de erradicar escuelas ranchos, facilitar y ampliar las escasas posibilidades de los niños del norte argentino de acceder a la educación pública y gratuita dignamente”.
Por tal motivo reprogramaron nuevamente para las muchas necesidades que hay en el Norte argentino volviendo a Misiones, donde sí son muy bienvenidos y varias escuelas rancho en la tierra colorada por el accionar, ya son historia.
Omar Guevara, el zarateño que hace las veces de vocero, nos contó antes de partir el miércoles “La ONG se vio en la obligación de cambiar de proyecto a pocos días de la fecha de construcción. Tenemos un listado de pedidos de diferentes provincias y otra vez le toca a Misiones; será la séptima escuela construida en esa provincia (de quince), que a diferencia de otras más necesitadas permiten el desarrollo de sus pobladores sin cuestionar nuestro trabajo” y agregó “Estaremos en San Ignacio, en realidad a solo 2 kilómetros construyendo otra escuelita y les mostramos hoy cómo es la actual, para luego ver los que allá dejaremos para mejorar la educación argentina”.
COMUNICADO DE LA ONG X FORMOSA
No hemos fallado, solo postergamos un sueño para que se vuelva más grande.
Una vez más los vestigios, inertes, de la vieja política, feudalista y asistencialista irrumpen en el accionar de una ONG como Pan del Alma, que lejos de lo político partidario trabaja todos los años para ejercer proyectos que tienen como único fin el de erradicar escuelas ranchos, facilitar y ampliar las escasas posibilidades de los niños del norte argentino de acceder a la educación pública y gratuita en condiciones dignas.
Los maestros rurales, que muchas veces dejan una importante parte de su magro salario para colaborar con sus alumnos, no entienden de paros o reclamos, cumplen con una sola misión la de educar, darles a los niños pequeños las primeras letras y números, insertarlos en el desarrollo de aprender a discernir entre lo bueno y lo malo y del trato con el entorno social y natural que los rodea. No es que nieguen o ignoren sus derechos, solo es que la realidad de esos parajes los supera, el interés del uno queda por momentos postergado ante la manifiesta necesidad de sus conciudadanos.
Muchos de esos chicos cursan en aulas satélites de diferentes tipos de edificio, en muchos casos de madera, cortada a motosierra por la comunidad de sus padres, chapas, palos y en algunos otros casos solo bajo la sombra de un árbol. La deserción escolar en esos pagos no se da tanto por la población demográfica sino por las distancias entre sus viviendas y el establecimiento educativo.
Posteriormente lo que más suele quedar en evidencia es la situación sedentaria en la que se enfrentan los alumnos cuando finalizan los primeros años de estudio. ¿Y ahora qué?, dónde seguir estudiando y cómo es el primer desafío casi imposible de cumplir cuando no existen escuelas secundarias. Los chicos se ven obligados a volver al trabajo del campo junto a sus padres, en la siembra y cosecha del tabaco o té por ejemplo; donde se convierten en mano de obra barata, pero que sabe leer y escribir.
Con Pan del Alma el sueño crece y se vuelve realidad como los casos exitosos de Otumpa en Santiago del Estero o en Catamarca donde los chicos que finalizaban la primaria y estaban destinados al formar parte de los chicos de la esquina, ahora tienen la posibilidad de tener un estudio práctico secundario con una salida laboral de mayor calidad.
Este año el proyecto de otra nueva escuela, la número catorce para la ONG local, se iba a realizar en la provincia de Formosa, en una zona que realmente lo necesitaba. La intervención de Pan del Alma, en esa ubicación geográfica comenzó meses atrás con la instalación de un transformador que no solo facilitaría el trabajo de la construcción de la nueva escuela sino que además cambiaría la vida de los vecinos ya que en el lugar no había energía eléctrica.
Lo cierto es que a pocos días de viajar para la realización de la escuela el gobierno de Formosa, esgrimiendo una resolución que impide que las escuelas reciban donaciones o intervenciones de ONG’s, amenazó a los docentes con la aplicación de “castigos” si Pan del Alma llevaba a cabo su trabajo y mostró una clara decisión política de “quitar” todo tipo de ayuda social a los padres y vecinos de los alumnos que alentaran la realización de la escuela como reprimenda.
Lo malo de todo esto, no es el atropello feudal de estas provincias, que ya la hemos vivido con compañeros perseguidos en la misma Formosa hace varios años atrás, sino la imposibilidad de ayudar a la gente y el tener que postergar el sueño de la comunidad de mejorar las condiciones de educación de sus hijos.
La institución nunca menciona la realidad del ideario argentino de que organizaciones como esta no debería existir si todo funcionara como es debido, nunca culparon a los gobiernos por no cumplir con un derecho universal de los chicos, nunca evidencian que los feudales sostienen el sistema asistencial para permanecer, nunca proclaman la verdad de que a estos gobiernos necesitan de la pobreza y del favor eterno para seguir siendo electos.
Lo que les duele en realidad, es que vengan foráneos a hacer lo que ellos no hacen porque les conviene que el pueblo siga siendo ignorante, que no aprenda de derechos ni de obligaciones; pero lo que no logran entender o no quieren, es que los chicos no tienen la culpa de esa insensibilidad del poder.
La ONG se vio en la obligación de cambiar de proyecto a pocos días de la fecha de construcción. Tiene un listado de pedidos de diferentes provincias y otra vez le toca a Misiones; sería la séptima escuela construida en esa provincia, que a diferencia de otras más necesitadas permiten el desarrollo de sus pobladores sin cuestionar nuestro trabajo.
Pan del Alma construyó su primera escuela en San Luis, en la zona de Quines, transportada a lomo de mulas y se tardó más de siete días, las posteriores experiencias hicieron que el sistema de construcción llevara solo tres días. La organización había aprendido que debía llegar a una provincia en absoluto silencio, construir y partir, sin darles tiempo a los gobiernos para la resistencia; la llegada de la tecnología, paradójicamente, nos juega en parte en contra; todo el mundo se entera de todo en cuestión de minutos y las buenas noticias de unos es mala para otros.
Nos sentimos heridos en nuestro sentimiento como organización de quizás no haber podido terminar con nuestro proyecto original. La voz de un maestro quebrado y dolorido en su esperanza, nos hizo reflexionar y analizar lo sucedido detalle por detalle.
Nosotros no fallamos, aún sin haber viajado les hemos cambiado la realidad a esos chicos, siguen con un edificio deteriorado, pero ahora tienen energía eléctrica, en su escuela y cuando vuelven a casa, porque la luz es para todos de la misma manera que el derecho a la educación.
Ellos sabrán, a través de la voz de su maestro, que no nos daremos por vencidos y, sobre todo, de que nunca nos olvidaremos de ellos.
