Contaminantes producidos en grandes cantidades por el ser humano -perfluoroalquilados y polifluoroalquilados (PFAS)-, son peligrosos para la salud y los ecosistemas. Su toxicidad es persistente y se extienden por la atmósfera.

El agua de lluvia está contaminada por sustancias químicas tóxicas que se propagan por la atmósfera, dado que superaron su límite planetario y llegan a encontrarse en las regiones más remotas del planeta, según una información difundida este viernes por una revista científica.

Una serie de contaminantes producidos en grandes cantidades por el ser humano, denominados perfluoroalquilados y polifluoroalquilados (PFAS), son peligrosos para la salud humana y los ecosistemas, ya que su toxicidad es persistente y se extienden por la atmósfera.

A su vez, la presencia de las llamadas “sustancias químicas para siempre” en la lluvia y la nieve de regiones recónditas como la Antártida o la meseta del Tíbet (Asia) se debe a los procesos naturales que los devuelven continuamente a la atmósfera desde el medio ambiente.

Por este motivo, un equipo de investigación europeo aseguró en la revista Environmental Science & Technology que se superó el límite planetario de estos compuestos químicos, que se encuentran en productos textiles, pinturas, cajas de pizza, productos de limpieza o en la espuma para combatir incendios.

Estas sustancias están asociados a una amplia gama de daños graves para la salud como cáncer, problemas de aprendizaje y comportamiento en los niños, infertilidad, complicaciones en el embarazo, aumento del colesterol y problemas del sistema inmunitario, consignó la agencia española de Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC).

Los más perjudicados son quienes viven cerca de los puntos de contaminación como “fábricas o bases militares”, aseveró el Cousin, autor principal del trabajo/ Foto Télam

“Según las últimas directrices estadounidenses sobre el PFOA en el agua potable, el agua de lluvia de todo el mundo se consideraría insegura para beber. Aunque en el mundo industrializado no solemos beber agua de lluvia, mucha gente del planeta espera que sea segura para beber y abastece a muchas de nuestras fuentes de agua potable”, señaló Ian Cousin, autor principal del trabajo sobre la presencia y el transporte atmosférico de PFAS.

Asimismo, los más perjudicados son quienes viven cerca de los puntos de contaminación como “fábricas o bases militares, donde se utilizan espumas contra incendios”, aseveró el investigador.

Si bien en los últimos años los valores de PFAS en el agua y los suelos disminuyeron drásticamente debido a su prohibición y gracias a la legislación existente sobre su uso, aún se desconocen “los efectos en la salud humana de la exposición a los PFAS”, que “es desigual según el país o la región”, sostuvo Cousin.

El investigador señaló que “necesitamos que la gente tenga un nivel de concientización similar al de la contaminación por plásticos”, agregó.

Si bien su uso está restringido, se contemplan excepciones -como en las batas médicas que utilizan los profesionales en los quirófanos-, sin embargo “incluso para estos usos esenciales, puede haber alternativas o la innovación debería llevar al desarrollo de alternativas”, aseveró Cousin.

Finalmente, Jane Muncke, directora general de la Fundación del Foro de Envasado de Alimentos de Zúrich (Suiza), señaló que “las enormes cantidades que costará reducir los PFAS en el agua potable a niveles seguros, según los conocimientos científicos actuales, deben ser pagadas por la industria que produce y utiliza estas sustancias químicas tóxicas”.