CON SALUD PERO SUDANDO LA FRENTE

Por Daniel Armando Vogel | DIRECTOR – Más vale prevenir que curar, dice el viejo dicho popular.  Ahora bien, en el marco de la actual pandemia 2020 y, ante la grave situación socio económica de Argentina, ante la cuarentena, ayer el presidente Fernández, el gobernador Kiciloff y, el jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Rodriguez Larreta, anunciaron otra etapa del ASO, ya no con un tono distendido como las cuatro veces anteriores, sino con el ceño fruncido, con respuestas tensas y un tono mucho más imperativo que en las anteriores conferencias de prensa, dónde sí explicaban con mucha más amabilidad, cada etapa nueva del aislamiento social obligatorio.

Entonces… ¿es mejor prevenir que curar en este caso?

Tal como lo explicaron las autoridades ayer no hay opción. Sí no prevenimos, sí no nos guardamos, no tendremos oportunidad de abrir negocios y pymes, de hacer negocios y de prosperar volviendo a producir, porque no tendremos vida. Eso, dejaron entrever ayer en una conferencia y charla con la prensa, de por medio, con el antecedente de que se quintuplicaron en 15 días, los casos en el AMBA, entiéndase en Caba y barrios más carenciados, del conurbano de la provincia de Buenos Aires.

Según los 3 voceros oficiales, quienes son asesorados por especialistas en materia de infectología y pandemia, no hay opción. O, nos quedamos en casa en cuarentena aislados, o nos puede ir la vida…

Mañana es 25 de mayo, Día patrio que poco celebraremos. Aunque se cumplirán 210 años de nuestro momento histórico, cuando con la Revolución de Mayo, decidimos ser una Nación. Nos toca hoy, decidir seguir siendo integrantes de una Nación o arriesgar a pasar, a otra vida, así de clarito.

Claro que, en el medio, está la preocupación de todos de poder volver a transpirar y, con sudor de la frente, volver a llevar el pan a la mesa, como bíblicamente nos han enseñado y corresponde al hombre, vivir esa hermosa experiencia de trabajar, para sostener su familia.
Hoy preocupa la vida, es cierto. Pero también el no poder sudar, para ganar el sustento.
A pocos debería interesar el Estado, cómo único instrumento de sostén.

Quienes piden y, están buscando trabajo y la oportunidad de hacer funcionar sus comercios y/o pymes, son aquellos que no viven ni sienten al Estado como el papá, ni vivir de su sudor.

Realmente estamos ante un cambio de tiempo.

Ya nada será igual. Usted me dirá, y con justo argumento, que esto ya ocurrió en la humanidad y todo siguió igual o se encontró el curso de continuidad.

Es cierto, claro que sí, tiene razón. Por ejemplo, como en al año 1918, con otra pandemia en ciernes para la humanidad. Pero déjeme decirle que, entonces, que la tierra no estaba globalizada, que casi toda la humanidad estaba incomunicada, que no se vivía la locura consumista de nuestros días y qué, sus mujeres y las familias, tenían otro concepto de la provisión y sustentabilidad del pan diario en la mesa.

Entonces, casi ninguna casa se privaba detener, como mínimo, una quintita y un gallinero en el fondo del terreno. Frutas y verduras frescas, huevos calentitos, pollos jóvenes y gallinas viejas, servían para un buen tuco, estofado y, hasta para un buen puchero; esto jamás faltaban a la hora de poner la mesa…, el pan casero, tampoco.

Los que eran más privilegiados contaban con un pedazo de tierra más grande, donde no faltaba una vaca lechera de la cual la rica leche fresca y calentita era bebida casi de la teta en el momento del ordeño mismo, la manteca, la crema, y hasta un buen queso, no tenían marca mejor qué lo casero. No faltaba la miel, los dulces caseros, y todo lo que el propio lugar de cada casa permitiera elaborar, casero.

Ahora en 2020, todo cambió. Ya dependemos de la industrialización de los alimentos, del Delivery, de la fabricación fuera del hogar. Y, en ello encontramos un aprovechamiento repulsivo, detestable e inmoral del incremento de precios y los costos que, en medio de esta pandemia, que todos diariamente vemos y experimentamos en las góndolas.

Sí! Así es señores, inclusive con la ineficacia del Estado provincial, nacional y municipal, qué es inútil a la hora de ejercer el control de precios, qué desde el momento cero de la pandemia, pregona a grandes voces, hacer controlar por el bien de todos los que consumimos.

Es cierto el dicho, es mejor prevenir que curar. Primero la salud, como ayer se enfatizó, pero sin la dignidad del trabajo, del pan ganado con el sudor de la frente y no recibido como “dádiva o caridad estatal”, tampoco habrá salud.

En esa terrible disyuntiva está la humanidad, y mucho más en esta devastada Argentina en la que vos y yo queremos, podemos, creemos y esperamos construir con todo el sudor, para una mejor oportunidad para nuestra descendencia.

AL QUE LE QUEPA EL SAYO…