NAVIDAD Y FUTBOL SELECCIONADO

Por Daniel A. Vogel – Buen día, buen domingo para todos y una feliz Navidad para toda la familia de Zárate, en este 25 de diciembre de 2022, un año que dé a poquito, se empieza a despedir.

Vamos a hablar de la Encuesta de la Semana, antes de hacer al final una reflexión sobre esta fecha tan particular que vivimos en el día de hoy y qué tiene que ver con la celebración para una comunidad que se define como cristiana.

Pero, hace una semana exactamente, estábamos a pocas horas de jugar la sexta final mundialista y lo hacíamos allí, lejos en la ciudad de Doha, en Qatar.

Anteriormente habíamos ganado dos y perdido tres.

Y todos, como la canción de La Mosca dice, queríamos la tercera estrella para el País, la que llegó después de gran sufrimiento, en uno de los mejores partidos de las finales mundialistas de casi 100 años de disputas, y llegó luego de lo que todos ya conocemos, baile, seis goles y al final, por la definición de penales.

La historia posterior ya todos también la conocemos. Como nunca jamás las calles argentinas se poblaron de banderas celestes y blancas, sin identificación de equipos deportivos, de ideas políticas o religiosas, para festejar todos juntos y en paz (excepto los inadaptados que siempre existen), un logro deportivo que nos hizo felices durante muchas horas hasta que cada uno de los jugadores ya de regreso, y luego de pasar por sus ciudades nativas, se alojaron en sus viviendas para celebrar junto a sus seres más íntimos estas navidades.

De más está decir que dimos un ejemplo mundial de convocatoria o mejor dicho de auto convocatoria bajo los colores nacionales: el celeste y blanco.

También pueden haber circulado los desmanes producidos por los inadaptados de siempre y la falta de organización que tuvo semejante convocatoria (se habló de 5 millones de personas), desde las autoridades pertinentes que deberían haber proyectado y/o programado semejante movilización con la logística necesaria para que todos hubiésemos podido ver y disfrutar, coronado con un festejo en paz junto a los campeones que trajeron la Copa, la ansiada tercera.

Aquellos que tuvimos la oportunidad de ver las 3 copas argentinas ganadas, sabemos que desde el 78 y también en el 86, la gente sale a la calle en familia a celebrarla, pero nunca nos imaginamos la movilización que ésta tercera detrás del equipo nacional encabezado por Lionel Messi, iba a suscitar.

Preguntamos durante la semana a quien o a que, se le adjudica el triunfo logrado allí tan lejos en Qatar. El 50% de los que votaron no dudaron.

El logro obtenido no es ni del capitán, ni del arquero, ni de la AFA, ni del cuerpo técnico, para la mitad que opinó, un logro de tamaña magnitud en un país pobre y sumido en grandes crisis internas, solo se consigue si hay equipo.

Vaya entonces este mensaje que hemos dado a todo el planeta, Argentina ganó porque tiene buenas individualidades, las que reconocemos juegan en las mejores ligas del mundo, pero si ellas no se integran, si no conforman un buen equipo humano, hubiésemos sumado la cuarta derrota en una final mundialista.

Hay equipo en la Selección Nacional.

Hubo y se notó, un gran equipo en todo su esplendor y sentido de la palabra dentro de las canchas en los siete partidos que se disputaron en el emirato, por qué no fue una performance deportiva aplanadora, fue un verdadero logro de equipo que se sobrepuso como tal, muchas veces y en casi todos los partidos, a la adversidad.

Terminamos en esta Navidad diciendo que la adversidad de nuestro país se puede vencer en equipo, mientras que en Belén hacía el mismísimo hijo de Dios que venía a esta tierra para ayudarnos a vencer la adversidad eterna. La espiritual, como criaturas de Dios.

Mortales cómo somos y cada vez más alejados del Creador, que tuvo que llegar en Jesús, y en un pobre pesebre de Belén, para sacarnos y salvarnos de la adversidad espiritual, en la que todos estamos sin Él.

Que tenga una Feliz Navidad.

AL QUE LE QUEPA EL SAYO…